UN DÍA DE LLUVIA.

UN DÍA DE LLUVIA. La mañana amaneció lluviosa, triste, que propendía a crear melancolía y revivir recuerdos, y más en estas jornadas pandémicas, con las calles por las que circulan, como "almas en pena", ciudadanos y ciudadanas con esa especie de escafandras que son las mascarillas (pero tan necesarias). Por eso, tras asearme y un buen desayuno (mi café con leche y mis tostadas con aceite o con margarina, no pueden faltar, ni mis dos pastillas recetadas por el médico), me propuse no caer en la desesperanza y levantar el ánimo. Saludé a mis amigos por el ordenador, consulté la película del Oeste de la 13 tv; hoy, "Bala sin nombre", del gran Audie Murphy -y antes ponen "Arabesco"-... Me alegró la mañana la llegada, bajo la lluvia, de un familiar que en tarea humanitaria de voluntariado, siguiendo las orientaciones de Sanidad, me trajo provisiones. Se tomó un buen y merecido desayuno, que le preparé con todo el cariño del mundo. Después, el ...